poemas para ella
La mujer que camina delante de su sombra.
Aquella a quien precede la luz como las avesa las
celebraciones del solsticio.La que nada ha guardado
para sísalvo su juventudy la piedra engarzada de las
lágrimas.Aquella que ha extendido su pelo
sobre el árbolque florece en otoño, la que es
dócila las insinuaciones de sus hojas.La que
es visible ahora en el silencio,la que ofrece sus
ojosal animal oscuro que mira mansamente.La
que ha estado conmigo en el principio,la mujer
que ha trazadola forma de las cosas
con el agua que oculta.
"Es la mujer del hombre lo más bueno,y locura
decir que lo más malo,su vida suele ser y su
regalo,su muerte suele ser y su veneno.Cielo a
los ojos, cándido y sereno,que muchas veces al
infierno igualo,por raro al mundo su valor señalo,
Ella nos da su sangre, ella nos cría,no ha hecho
el cielo cosa más ingrata:Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,
y es la mujer al fin como sangría,
decir que lo más malo,su vida suele ser y su
regalo,su muerte suele ser y su veneno.Cielo a
los ojos, cándido y sereno,que muchas veces al
infierno igualo,por raro al mundo su valor señalo,
Ella nos da su sangre, ella nos cría,no ha hecho
el cielo cosa más ingrata:Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,
y es la mujer al fin como sangría,
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
"La mujer que camina delante de su sombra.
Aquella a quien precede la luz como las aves
a las celebraciones del solsticio.
La que nada ha guardado para sí
salvo su juventud
y la piedra engarzada de las lágrimas.
Aquella que ha extendido su pelo sobre el árbol
que florece en otoño, la que es dócil
La que es visible ahora en el silencio,
la que ofrece sus ojos
al animal oscuro que mira mansamente.
La que ha estado conmigo en el principio,
la mujer que ha trazado
La mujer cuyas manos son las manos de un niño.
por falso al hombre su rigor condeno.
es un ángel, y a veces una arpía.
que a veces da salud, y a veces mata
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
a las insinuaciones de sus hojas.
La mujer cuyas manos son las manos de un niño.
la forma de las cosas con el agua que oculta".
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